Noruega propone prohibir la minería de criptomonedas para priorizar energía limpia

Noruega propone prohibir la minería de criptomonedas para priorizar energía limpia

Noruega propone prohibir la minería de criptomonedas para priorizar energía limpia

Calculadora de Consumo Energético de Minería de Criptomonedas

Estima cómo el consumo energético de la minería de criptomonedas impacta en los recursos energéticos de Noruega, donde el 98% de la electricidad proviene de fuentes limpias.

Resultado: La energía consumida por la minería podría alimentar a 0 hogares en Noruega.

En junio de 2025, el gobierno de Noruega anunció una propuesta que sacudió al mundo de las criptomonedas: prohibir la instalación de nuevos centros de minería de Bitcoin y otras criptomonedas. La medida, que podría entrar en vigor en otoño de ese año, no busca eliminar la minería existente, sino detener cualquier nuevo proyecto que consuma electricidad en exceso sin aportar beneficios reales a la sociedad noruega.

¿Por qué Noruega quiere detener la minería de criptomonedas?

Noruega tiene una ventaja única: más del 98% de su electricidad proviene de energía hidroeléctrica renovable. Durante años, esto la convirtió en un imán para empresas de minería de criptomonedas que buscaban energía barata y limpia. Pero el gobierno llegó a una conclusión incómoda: la minería de criptomonedas consume mucha electricidad y crea muy pocos empleos o ingresos para las comunidades locales.

La ministra de Digitalización y Administración Pública, Karianne Tung, lo dijo claro: «El gobierno tiene la intención clara de limitar tanto como sea posible la minería de criptomonedas en Noruega». No se trata solo de proteger el medio ambiente. Se trata de priorizar. ¿Vale la pena usar la energía hidroeléctrica para mantener servidores que generan ganancias globales, mientras que fábricas, hospitales o centros de datos para inteligencia artificial en Noruega luchan por tener suficiente electricidad?

La guerra de Rusia contra Ucrania y las sanciones que siguieron alteraron los mercados energéticos europeos. Los precios de la electricidad subieron. Y en un país donde los hogares pagan por su consumo, la idea de que grandes granjas de mineros consumieran megavatios sin contribuir a la economía local se volvió inaceptable.

¿Qué pasa con las minas que ya existen?

La propuesta no aplica a las operaciones ya en marcha. Es un corte limpio: no más nuevos centros. Las minas actuales pueden seguir funcionando, aunque ahora deben registrarse oficialmente. Este registro no es solo un trámite. Es una forma de que el gobierno entienda cuánta energía están usando, dónde están ubicadas y cuánto impacto real tienen en la red eléctrica.

Esto es clave. Antes, muchas operaciones de minería operaban en la sombra. Ahora, el gobierno tiene datos concretos. Y con esos datos, puede tomar decisiones más inteligentes. ¿Una mina usa 200 megavatios? ¿Está en una región con escasez de red? ¿Genera 15 empleos locales? Esa información ahora está en manos de los reguladores.

Regulador cierra una granja de servidores bajo ventanas con motivos de energía renovable, mientras la luz ilumina comunidades.

¿Por qué no prohibir todo, como China o Rusia?

China prohibió por completo la minería de criptomonedas en 2021. Rusia lo hizo en 10 regiones en enero de 2025 para evitar apagones. Noruega eligió un camino diferente: temporal y selectivo.

La prohibición es temporal. Eso significa que, en un año o dos, el gobierno puede revisarla. ¿La tecnología de minería se volvió más eficiente? ¿Se descubrió un nuevo uso de la energía que justifique volver a permitirla? Entonces, se puede levantar. No es una sentencia permanente. Es una pausa estratégica.

Además, Noruega no quiere ser como Nueva York, que prohibió la minería con energía de carbón, o Kosovo, que la prohibió por apagones. Aquí, el problema no es la fuente de energía -es el uso que se le da. La hidroelectricidad es limpia, pero no es infinita. Y cada megavatio que va a una mina es un megavatio que no va a una fábrica de aluminio, un centro de investigación o un hogar.

¿Qué otros países están haciendo lo mismo?

Noruega no está sola. En 2022, Nueva York impuso una moratoria de dos años a la minería con energía no renovable. Kosovo prohibió la minería tras un colapso energético que dejó a millones sin luz. Pero ninguno de esos países tenía la combinación de recursos y responsabilidad que tiene Noruega.

Es el primer país con acceso abundante a energía limpia que dice: «No, esto no es lo mejor para nosotros». Eso cambia el juego. Si Noruega, con su hidroelectricidad y su estabilidad, decide que la minería no vale la pena, ¿qué dice eso sobre países que dependen de carbón o gas?

La industria de las criptomonedas argumenta que la minería impulsa la inversión en energías renovables. Que los mineros construyen plantas solares o eólicas para alimentar sus servidores. Pero Noruega responde: «Ya tenemos energía limpia. No necesitamos que la minería nos obligue a construirla. Ya la tenemos. ¿Por qué usarla para algo que no deja rastro económico aquí?»

Mapa de Escandinavia como árbol: una rama de minería se poda, mientras otras ramas brillan con hospitales y fábricas.

¿Qué significa esto para los mineros y los inversores?

Si eres un minero que opera en Noruega, no tienes que cerrar. Pero no puedes expandir. No puedes construir una nueva granja de servidores. Si estabas planeando mudarte allí, tienes que buscar otro lugar. Islandia, Canadá o Finlandia podrían ser alternativas, pero ahora también estarán mirando a Noruega como ejemplo.

Para los inversores, esto es una señal clara: la regulación de criptomonedas ya no se limita a impuestos o seguridad. Ahora también se trata de energía y utilidad social. Si un país tiene recursos limitados, y la minería no aporta valor local, no importa cuán «descentralizada» sea la tecnología. Si no sirve a la gente, no tiene lugar.

¿Qué sigue ahora?

La propuesta fue anunciada en junio de 2025. Para diciembre de 2025, ya se esperaba que entrara en vigor. Aunque no hay confirmación oficial de que se haya aprobado definitivamente, el rumbo está claro. El gobierno ha dicho que tiene la autoridad legal para hacerlo bajo la Ley de Planificación y Construcción, que permite controlar cómo se asigna la energía.

Lo que viene ahora es la implementación. ¿Cómo se define qué es una «operación intensiva en energía»? ¿Qué límites de consumo se establecerán? ¿Qué pasa con las minas que usan energía sobrante de otras industrias? Todavía no se sabe. Pero el mensaje ya está dado: la energía de Noruega no es un recurso para exportar ganancias globales.

Este no es un ataque a las criptomonedas. Es una decisión de política pública. Noruega tiene un tesoro: energía limpia y barata. Y ahora, quiere usarlo para construir su futuro, no para alimentar redes digitales que no aportan nada a sus escuelas, hospitales o fábricas.

La minería de criptomonedas no desaparecerá. Pero su mapa global está cambiando. Y Noruega acaba de marcar un punto rojo en él: no aquí.

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